TRASTORNO BIPOLAR
(INCONVENIENTE Y OPORTUNIDAD)


    Afortunadamente la sociedad de hoy día va aceptando que la enfermedad mental es algo natural y no discriminable; lo psicológico y lo fisiológico son un continuo indisoluble y a veces inseparable,  un deterioro en uno de ellos puede llevar a un deterioro en el otro.

    Una buena labor están consiguiendo personajes conocidos, como deportistas, cantantes, actores, etc., manifestando sus episodios, desajustes, ansiedades, depresiones, que ayudan a que otros pacientes no se sientan bichos raros, y que acudir a un psicólogo o psiquiatra no tiene nada de peyorativo.

    El trastorno bipolar es un desajuste en el que se producen dos fases, de ahí los dos polos: a una fase de euforia desmedida o maníaca, le sigue otra de depresión; se entiende mejor si se compara con el movimiento de un péndulo, o sea, etapas en que se dan bandazos en el estado de ánimo.

    Se habla de que tiene causas genéticas, pero más son las causas circunstanciales de cada individuo, es decir familiares, sociales, medioambientales, alimenticias, etc. Los seres humanos tenemos un espacio vital, una burbuja, un campo magnético, una serie de apetencias, deberes, derechos, limitaciones… Algunos imponen más extenso ese espacio en detrimento de otros, lo que lleva a veces a estos a veces aprisionados, y a reivindicar ese espacio de forma rara o radical, incomprensible. De ahí que surjan comportamientos raros, brotes maníacos, psicóticos o esquizofrénicos. Claro que también algunos consiguen superar ese achicamiento de forma novedosa, sorprendente, con una válvula de escape que la mayoría no es capaz de ver.

    Nuestro cerebro es un inmenso circuito de intercomunicaciones del que poco conocemos hoy, y del que algunos especialistas creen que con psicofármacos pueden solucionar las alteraciones. Es deseable que esos expertos sean menos reacios a suspender tratamientos farmacológicos, pues todos tienen efectos secundarios. Están muchas veces a la defensiva, temen tener problemas más que preocuparse de la verdadera salud de los pacientes. Yo no digo quién tiene que dejar por su cuenta la medicación; pero hay casos en que, teniendo valentía y convencimiento, a veces, se puede correr ese riesgo, nada es imposible.

 Las capacidades mentales de las personas son muy diversas, y en las que, a veces, un individuo destaca, es muchas veces, en detrimento de otras. Conocida es la película “Una mente maravillosa” basada en la vida del matemático John Nash, que llegó a sufrir esquizofrenia, pero a pesar de todo consiguió el premio Novel de Economía. He conocido personas con trastornos de la conducta que han formulado ingeniosas y extraordinarias hipótesis sobre la dinámica de placas tectónicas de la tierra y su interacción con el magnetismo terráqueo, así como de la ordenación y caos del universo. En fin un maravilloso mundo que con paciencia se podría extraer de algunas mentes. Y como decía Rabindranat Tagore: educar no es meter cifras y datos en las mentes de los alumnos, es sacar potencialidades.

    En la antigüedad se denominaba “endemoniado” al enfermo mental, al que le sometían a tratamientos y actitudes inhumanos; hasta a Jesucristo de esta manera lo tacharon, claro es que denunciaba la prepotencia y la avaricia de algunos. Aplicando una frase suya se puede también decir, porque la línea que separa la salud de la enfermedad y sus circunstancias es tan difusa: el que esté libre de locura que tire la primera piedra.

 

Honorino Joaquín Martínez Bernardo