LA IGLESIA DEL PUEBLO
Hoy vemos que son dos realidades distintas: La Iglesia y el Pueblo.
La Iglesia va por un lado y el pueblo por otro. La Iglesia institución y el pueblo oprimido. Luchamos por una Iglesia popular, que la Iglesia sea el auténtico pueblo de Dios. La Iglesia que creó Jesús de Nazaret sólo puede ser la de los hombres. Hoy nos encontramos con una Iglesia al lado de los poderosos, alidada con ellos, jurídica con unas estructuras de poder. Queremos descubrir la verdadera Iglesia, que debe llevarnos desde la felicidad hasta el evangelio, y al pueblo a una opción creciente por los oprimidos, que favorezca el desarrollo de una auténtica vivencia cristiana, y así hacer posible que la Iglesia vaya siendo una fuerza liberadora.
Las contradicciones de hoy
Se oye constantemente hablar en los ámbitos políticos eclesiales de “La soberanía del PUEBLO”, que el pueblo es el que tiene la palabra, que hay que consultar al pueblo su parecer, que el poder reside en el pueblo, que los obispos son los servidores del Pueblo, que la Iglesia es el pueblo de Dios, etc.
Esta es una parte del artículo publicado en la revista “LA YORBA” en el número 9 de noviembre de 1976; revista editada por estudiantes santibañeses en Madrid. No lleva firma. En realidad lleva la del equipo de redacción. Es comprensible, ya que estábamos en los difíciles tiempos de la transición española.
Hoy hago mío este artículo, lo firmo como propio, porque tiene toda la vigencia y actualidad. Pero voy a añadirle algo de mi cosecha.
Especificaría diciendo que el clero va por un lado y los fieles seglares por otro. El clero dice. “Vox populi, vox Dei” (voz del pueblo, voz de Dios), pero los seglares no tenemos voto y las mujeres no pueden acceder a la jerarquía eclesial. Se comporta el clero de una forma elitista y machista. Sólo ellos creen tener el poder de la revelación y de la interpretación del Evangelio.
Condenan el materialismo de la sociedad, pero ellos son los que bendicen el capitalismo, codeándose con el poder político y financiero. Hablan de la senda abrupta y escabrosa que lleva a la salvación, pero ellos van por la autopista del empleo fijo, salario mensual, sin recortes ni paro.
Creen que con el concilio Vaticano II ya se han modernizado, pero los avances científicos, los nuevos descubrimientos y las nuevas tecnologías les desbordan y temen la pérdida de poder. Su mensaje está gastado, caduco, obsoleto y su ejemplo no tiene nada de apostólico.
No estoy en contra del Evangelio, estoy a favor de su evolución, a favor de que el mensaje de Jesucristo se interprete de forma altruista y sin prebendas ni privilegios.
Puedo decir, que (salvo honrosas excepciones) el clero hoy es una rémora y un lastre para esta nueva y digna sociedad.
Honorino Joaquín