ASOCIACIÓN DEPORTIVO-CULTURAL "RÍO TUERTO"
 

    Si de la panza nace la danza, de la tertulia de una cena surgieron el entusiasmo colectivo y el afán por difundir y practicar el deporte y la cultura.

   Siempre recordaremos a Mina y a Abilio y su buen ánimo en preparar guisos de oveja y compartir alegría con mozos (ellos carecían de hijos) inquietos y dinámicos.

   Eran los finales de los setenta, bullentes de cambios y aspiraciones, en este caldo de cultivo nació la asociación "RIO TUERTO".

   En esas mismas vacaciones  navideñas se celebró una reunion de los jóvenes, saliendo la propuesta de acondicionar el “prao” para campo de fútbol (las eras del “prao “ estaban en desuso). Se menciona redactar unos estatutos y registrar la asociación en las administraciones públicas. Se creó una junta directiva formada por un presidente, secretario, administrador del bar y un vocal. Pero en primer lugar hay que pedir autorización en Concejo público a la Junta Vecinal del uso de dicho terreno. No hubo ninguna objeción, y a la primavera siguiente se comienza la construcción de los vestuarios bajo la dirección de Aquilino. Las envueltas de cemento a pala eran toda una diversion.

    Se estaba terminando la obra, cuando a alguien se le ocurrió la idea de hacer en ella un bar. Brillante idea. Se inauguró el día de la fiesta de S. Juan. Fue todo un acontecimiento, cada noche de ese verano era una fiesta. Una noche alguien traía sardinas y se preparaba una parrillada, otra coincidía con una boda y los padres daban chocolate y roscón para todos. Fue el verano soñado de varias generaciones.

   Se consiguió a crédito el suministro de bebida, y el servicio de camareros se hacía voluntariamente por los jóvenes  (cuatro cada semana), en verano y las vacaciones los estudiantes y el resto los residentes habituales en el pueblo.

   Ese mismo año se decidió celebrar una nueva fiesta que congregara a todos los vecinos y a los emigrantes, pues en S. Juan pocos podían venir. Se decidió el primer sábado de agosto, y, por supuesto, fue un éxito, que aún perdura.

   Cada poco tiempo había hacenderas, y así se contruyeron los definitivos vestuarios, más un almacen al sur del campo de fútbol. El bar era un lugar reducido, así que se pidió a la Junta Vecinal un trozo de la caseta de la báscula adyacente para hacer la cocina. Se adquirió una barra de formica de un bar cercano en reformas y con el portón horizontal que daba a la terraza se consiguió funcionalidad.

      Por supuesto el bar era público y fue todo un éxito. Algunos vecinos adultos comentaban: esto será fiebre de un año. Se  equivocaron.

     Esa misma primavera se trajo, con hacendera de tractores y remolques, tierra de Posadilla, para rellenar e igualar el “prao”consiguiendo inaugurar en el verano el campo de fútbol, y celebrar el primer torneo de fútbol, con diez equipos de la contorna, participando Santibáñez con dos equipos. Para regar el césped se consiguieron unos aspersores con manguera, que había que moverlos para llegar a todas las franjas; el agua se extraía del río mediante una bomba de tractor, que por vereda de los vecinos cada día se turnaban. Más tarde se excabó un pozo y se construyó una caseta para resguardarlo, sirviendo ésta de almacén y  se amplió el bar que se quedaba pequeño.

   Para rellenar la pista de atletismo, alrededor del campo de futbol, se realizó la enésima hacendera trayendo carbonilla de una antigua mina de La Cepeda, mediante tractores.

   Unos pocos años después se consiguió vallar el campo de futbol por la parte este y construir un campo de cemento para fútbol-sala, para ello se pidió un préstamo bancario y se solicitó una subvención al Ayuntamiento, que llegó tarde e incrementó los intereses.

   Por esa época se celebraron las primeras Jornadas culturales, en la casa del Concejo durante las navidades con gran asistencia de publico. Las siguientes se realizaron en la biblioteca. Ese mismo año se editó la revista La Veiga, primeramente era mensual, después fue espaciándose. En 1992 se pasó a formato grande y con gran calidad, con registro oficial, anual y siendo la de 2001 la última.

   En tema deportivo, también por la misma época se celebró una media Maratón, recorriendo las dos márgenes del río Tuerto, cruzando por el Puente de Barrientos-Carral, con inicio y final en Santibáñez.

    La pérdida de población y sobretodo juvenil hizo que en el otoño de 1995 no hubiese camareros que atendiesen el bar, por lo que se decidió arrendarlo. En diciembre del año 2000 un vendaval levantó y destrozó la cubierta de uralita sobre vigas de madera colocadas encima del forjado del recinto, y la lluvia hizo inhabitable nuestro querido bar.

   En diciembre de 2001 se inauguró el nuevo bar, propiedad de la Junta Vecinal (con la gratitud hacia los vecinos que con su aval fue posible el crédito para su construcción) y ya con la comodidad de la calefacción, que de sobra humo tragamos con las estufas del antiguo recinto. Algunos pensaron que eso sería el fin de la Asociación, pero ahí sigue, con dificultades, como siempre, pero también con tesón e illusion.

   Seguro que habré cometido algún error y más lagunas. En los primeros años no residí en el pueblo, por lo que muchos detalles se me escapan. Siempre se pueden agregar datos y referencias. Larga vida a la A.D.C. "RIO TUERTO".

 

Honorino Joaquín Martínez Bernardo