MESÍAS
Palabra cuya etimología es “masih” del hebreo y que significa
“ungido”. Según el diccionario: Enviado divino encargado de establecer el reino
de Dios en la tierra y anunciado por los profetas judíos. También: Hijo de Dios
Salvador y Rey. Según el cristianismo Jesucristo. Figuradamente: Sujeto real o
imaginario en cuyo advenimiento se espera la solución de los problemas.
La creencia de un redentor es recurrente en varias
religiones, sociedades y tribus (Algunas sociedades precolombinas esperaban la
llegada de nuevos dioses, lo que aprovecharon los españoles para someterlos. El
culto de cargo de pequeñas comunidades isleñas de Oceanía esperando aviones con
bienes materiales de los norteamericanos es otro ejemplo). Es la aspiración, el
anhelo de prosperar y mejorar en lo material; es como delegar el triunfo propio
en otra persona. Las más de las veces ese prometido no llega o es alguien que se
aprovecha de la credulidad de muchos. Y cuando realmente llega defrauda a la
mayoría, el caso de Jesucristo, que promete una vida eterna, excelsa y
paradisíaca, un reino de amor y verdad a aquellos que obren con generosidad,
justicia y sinceridad.
El ser humano necesita de una sugestión para superar su
finitud, el duro trance de la muerte, y necesita aferrarse a algo, a una vida
más allá de la muerte, y de ahí la creencia en en ese mesías.
El éxito o fracaso, la victoria o derrota personales, pueden
ser reales o aparentes, pero lo que no cabe duda es que la sociedad humana en su
conjunto siempre permanecerá y con éxito, puede que se transforme
biológicamente, sin embargo perdurará adaptándose a las circunstancias. Para
ello, la sociedad actual, seguro que encontrará esa sugestión, ese mesías, real
o figurado, con el que superar el miedo a un posible cataclismo.
El cristianismo espera la segunda venida de Jesucristo al
final de los tiempos. Toda la comunidad científica afirma que el tiempo y el
espacio son infinitos; entonces no sería extraño suponer que el cristianismo
quede anclado en ese segundo mesías, al igual que los judíos esperan al primero,
y cualquier día de estos aparezca un “mesías” de andar por casa, y no lo
reconozcan por parecer demasiado insignificante.
Copiando la frase de unos valientes y decididos jóvenes, se
puede decir: Si no es ahora, ¿Cuándo? Si no somos nosotros ¿Quiénes?
Honorino Joaquín Martínez Bernardo