S E M I L L A
  

    Del plural latino “seminia” deriva semilla que es el óvulo fecundado que contiene el embrión capaz de desarrollar una planta, acompañado o no de tejido nutricio y protegido por una cubierta. En sentido figurado semilla es causa u origen de una cosa, hecho o suceso.

    Seminario tiene la misma etimología y es el centro donde los maestros adiestran a los jóvenes discípulos en la investigación de alguna disciplina. En la religión católica es el centro destinado a lo formación de aspirantes al sacerdocio.

    El evangelio está plagado de metáforas sobre la vida agrícola y la siembra; la misma acción doctrinal y pastoral figuradamente se nombra “siembra”.

    Valoro positivamente, en general, la educación que recibí como seminarista, tanto la enseñanza secular reglada, como la religiosa. Ingresar en un centro religioso fue un sueño, y lo dice la sonriente foto que me hicieron para el libro escolar. No es vanidad si digo que me importaba más aprender que las calificaciones. Me desmotivaban los, pocos, profesores mediocres y poco exigentes. El ultimo año de bachiller, me sentía casi proselitista, incluso desatendí el estudio de una asignatura por ese afán. Estaba de acuerdo con los directores espirituales que mostraban enfado con algunos compañeros seminaristas que permanecían por la buena formación que recibíamos y por lo barato de nuestra pensión, y que no tenían el mínimo interés por la vida religiosa. No nos daban el curso de COU (curso de orientación universitaria) por ese motivo.

    Menciono que la asignatura de religión la aprobaba raspando; pero me encantaban las charlas intensivas que nos daban los días de ejercicios espirituales (en esto no había exámenes).
Y llegó el noviciado, año sabático, previo al estudio de teología; yo no me lo tomé como descanso, no teníamos clases académicas. A mi no me gustaba la vida burguesa del clero, exigía, sin saber explicarme, una vida ejemplar y austera; pero ni se me entendió ni se me escuchó.

    Aspiraba a ser misionero en la amazonía. Me encantaba el relato que oí, de aquel fraile de vida ejemplar, que siendo estudiante cogió la bandurria de un compañero para practicar. El dueño le dio un sonoro tortazo; pero él no se inmutó. Unos compañeros intentaban poner paz, no hacía falta. Visitó en una ocasión un centro de niños y jóvenes con discapacidad psíquica. La cuidadora, pensó que se le iba a hacer dura la visita, sin embargo estaba acariciando a un niño en su cuna, cuando una jovencita interna le agarró las gafas con intención de quitárselas, él las asió también pacientemente hasta que la cuidadora increpó a la chiquilla y soltó las gafas. Volvió el joven otro día con intención de hacer otra visita, pero la cuidadora le puso pegas diciendo que tenía que hablar con la superiora del centro; él lo consideró engorroso y no volvió. Siendo ya sacerdote fue de misionero a China; viajaba en barca por el río Yangtse o Azul con un compañero de regreso a la misión después de visitar al dentista que le había colocado una dentadura postiza. Como le rozaba algo la depositó en una palangana con agua turbia del río. Pasó un buen rato, cuando el compañero, inconscientemente, tiró el agua al río y por consiguiente la dentadura también. Él, dibujando una sonrisa, dijo: que quede en el seno de Abraham. No había dinero para una segunda prótesis. Y llegó la revolución maoísta, y como molestaba por su enseñanza fue asesinado. Bien se podría decir de él, que murió de pié y al pié del cañón, o también la frase: Madre Naturaleza, ya nada me queda de cuanto tu amor me diera. Todo lo dejé en la arada en tiempo de sementera. Por esos días un nativo converso se dirigía al templo cristiano a rezar, cuando un revolucionario con fusil en las manos le cerró el paso diciendo: ¿A dónde vas? – A la iglesia - No hay iglesia, el creyente le contestó: Yo soy iglesia.

    Pagaron justos por pecadores (hay que reconocer que China, por un tiempo, estuvo oprimida por las potencias occidentales y por Japón). Está por saber si todas esas semillas (enseñanzas) y en ese suelo fértil (aprendices) pueden llegar a dar frutos.

    Mi madre solía decir o también pudo decir antes de ser ejecutado: "Madre Naturaleza, ya no me queda nada de cuanto tu amor me diera, todo lo dejé en la arada en tiempo de sementera". También se puede decir en el sentido figurado.

 

Honorino Joaquín Martínez Bernardo