VALIENTES MUJERES

   
   En primer lugar diré que por el simple o complejo hecho de ser mujeres, a todas ellas las considero VALIENTES. Muchas han tenido que soportar insultos, vejaciones, marginaciones y agresiones, solo por tener menos fuerza física; y las que son madres (en principio debería ser una prerrogativa social), a parte de un riesgo, es fuente de despido laboral. En muchas ocasiones cargan la culpa de no procrear, cuando la infertilidad es masculina. Más que un techo de cristal, varias soportan uno de cemento y acero.

   Las religiones casi siempre han marginado a las mujeres. Eva es tratada como impía y causante de la fatalidad humana. En el monoteísmo dios siempre es varón. En el cristianismo la Virgen María es madre de dios, pero ella no puede ser diosa (eso es muy pagano). Los judíos rezan: te doy gracias dios por no hacerme negro, mujer o extranjero. La clase sacerdotal es siempre para los varones, salvo para algunos protestantes.

   Del antiguo testamento mencionar a Ester esposa del rey persa Asuero, ella no tenía autorización a entrar en la sala real, pero ante las agresiones a sus compatriotas judíos, desobedeció la orden y consiguió la protección para los suyos. Judit cautivó al general asirio Holofernes que asediaba Betulia y le cortó la cabeza, liberando a su pueblo. La casta Susana no cedió a las proposiciones lujuriosas de dos viejos, la acusaron de adulterio, pero el profeta Daniel demostró su inocencia. La esposa Lucrecia, noble romana, fue violada por Sexto Tarquinio poderoso dirigente; por salvar su honra se suicidó, pero el pueblo derrocó al tirano.

   En muchas ocasiones ha molestado la inteligencia, valía y capacidad de algunas mujeres, tachándolas de brujas para marginarlas o eliminarlas. Han sido muchas las mujeres impedidas a la hora de realizar determinadas tareas y otras usurpadas y vampirizadas sus obras y logros por familiares, maridos o superiores.

   Cuando las mujeres han tenido poder, más presión y oposición han sufrido; ahí tenemos los casos de las reina Urraca de León y Castilla, e Isabel la católica. En el caso de Isabel I de Inglaterra, tuvo claro que la castidad era la mejor manera de tener un reinado con menos problemas. No dejo de nombrar el desprestigio de la reina Semíramis de Babilonia, que asesinó al marido para hacerse con el poder.

   Las mujeres han sufrido violencia física, psicológica y tiranía. Me acuerdo del relato de una muchacha de la España en la Edad Moderna, pretendida por un general, este aceptó casarse y eligió una pequeña y alejada iglesia. Después de mancillarla, al día siguiente, dos subalternos dando un empujón al párroco rompieron y destruyeron la hoja firmada del casamiento.

   Han sufrido las mujeres envidias, sorprendentemente hasta de varones homosexuales, tal vez porque las ven como competencia.

    El sinónimo vulgar de la palabra copular (joder) en su acepción de fastidio, molestia, perjuicio, destrozo, ruina, viene de que dejar a una mujer madre soltera es un trastorno, deshonra y trauma. La palabra “calzonazos” tanto ofende al varón como a la mujer, pues fastidia a envidiosos que una mujer tenga capacidad e inteligencia de convencer al marido.  

   Conocido es el dicho: “Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, que no se sabe si es un halago u ofensa. Claro que ya van surgiendo más casos en los que se puede decir: detrás de una gran mujer hay un gran varón. Ambos se hacen grandes día a día con reciprocidad, comprensión, complementariedad, y sobre todo con AMOR. Pongo por grandísimo ejemplo a Marie Sklodowska y Pierre Curie.

   Me gustaría poner más ejemplos encomiables de mujeres conocidas y desconocidas, en nombre de todas pongo una casada Ruth Joan Bader Ginsburg, eminente jueza del  tribunal supremo de los Estados Unidos, gran defensora de los derechos de la mujer y de los desfavorecidos. Y a la Madre Teresa de Calcuta, que nos emociona con solo oír su nombre por su entrega, su desinteresada e ingente labor de ayuda a los más pobres de entre los pobres, que rompió todos los moldes de lo que entendíamos de la CARIDAD, SOLIDARIDAD Y GENEROSIDAD.

 

Honorino Joaquín Martínez Bernardo