METÁFORA Y CREDO

 
   
 
    Comentaba el divulgador y escritor de ciencia-ficción Isaac Asimov que, en su última etapa de universitario, para subsistir, escribía novelas. Debía presentar la tesis y se le acababa el plazo para entregar a la editorial un libro. Decidió que su trabajo haría de tesis y de novela, y ambos resultaron favorables.
 
    Por mi parte quiero que mis hipótesis puedan contentar a creyentes y a agnósticos sobre la vida y obra de Jesucristo.
 
    Una mujer podría dar a luz de forma axesual (sin contacto con varón) mediante el desarrollo de una oogonia, es decir una célula sexual femenina con dobles parejas de cromosomas (antes de dividirse mediante la meiosis y formar un óvulo haploide). La fisiología no es una ciencia exacta.
 
    Queda un gran escollo que salvar, una oogonia tiene dos cromosomas sexuales XX y por lo tanto nacería mujer. Hay constatado al menos un caso de un varón genético XY con insensibilidad a los andrógenos que desarrolla corporalmente una mujer (J. Money y A. A. Ehrhardt, Man and Woman Boy and Giro Copiright 1972 por la Johns Hopquins University Presa Baltimore M De). Y pudiera darse el caso contrario, es decir mujer genética con cromosomas XX con insensibilidad a los estrógenos con cuerpo de varón.
 
    Con relación a la virginidad de la Virgen María en su postparto, el clero hace una comparación con los rayos del sol que atraviesan el cristal sin romperlo. Propongo la comparación de las pompas de jabón que, una vez formadas, queda una membrana en el tubo por donde salen. Queda saber si feto y placenta salieron a la vez.
 
    Más que discutir sobre la virginidad, habría que proponer si esa creencia ha sido adaptativa. Yo pienso que sí, muchas mujeres y varones han declinado competir en busca de pareja, lo que lleva muchas veces a disputas y odios. Esas vidas dieron ejemplo de humildad, sencillez y ausencia de materialismo. Sin embargo hoy día pienso que esa creencia ya no es tan adaptativa.
 
    Referente a la multiplicación de los panes y los peces, pudiera ser que, en un estado de empatía y felicidad colectivas, la sensación de saciedad llegase a producirse. La curación de endemoniados (epilépticos) pudiera suceder por una sugestión y emoción positiva excepcional ante una persona carismática y famosa.
 
    Que la muerte de Jesucristo fuera sorprendentemente pronta no debe extrañar. Llevaría días con gran desgaste emocional, con bajo nivel de defensas y con la sensación de que su vida había llegado a la plenitud y que nada más le quedaba por hacer. Sus propósitos de generosidad y ejemplaridad se habían cumplido.
 
    Referente a su resurrección, no le hicieron electroencefalograma. Se ha supuesto que las microtravéculas (vigas que mantienen tridimensional las células) contienen energía residual. ¿No sería esa energía la que se depositó sobre la Virgen y los apóstoles y que les infundió un estado de ánimo inquebrantable?
 
    Jesucristo empleaba metáforas y parábolas explicando su mensaje; p. e.: si el grano de trigo no muere no da vida, el que no se hiciere niño no entrará en el cielo. ¿Creyó realmente que resucitaría, no sería una metáfora su creencia en la vida eterna? ¿No sería un S. Manuel Bueno y Mártir? ¿Serían su vida y muerte una auténtica semilla de solidaridad, de cohesión social y de pervivencia de la especie humana? ¿Serían su mensaje y su recuerdo eternos lo que realmente creía?
 
    Lo que une son las conductas solidarias, justas y sinceras. Tal vez surjan nuevos credos más adaptativos a las circunstancias actuales, que pasado otro tiempo volverán a quedar obsoletas.
 
    La vida es la que ha sido, es, y será eterna.
 
    Como mi maestro (monje y sacerdote) me enseñó a ser autocrítico, llegué en un ocasión a preguntarme si la vida y el mensaje de Jesucristo estarían fabulados, pero razonando comprendí que la mentira y la falacia tienen cortísimo recorrido; y que ha habido multitud de vidas ejemplares que han llegado hasta hoy encadenadas después de dos milenios, sin menoscabo.
 
    Más que creer si Jesucristo es Dios o no, conviene imitar su conducta y practicar su mensaje.

 

Honorino Joaquín Martínez