RÍO TUERTO

Podría decirse que este río es el de las anécdotas: Pertenece a la cuenca hidrográfica más grande de la península, la del Duero. Es subafluente del afluente más largo de España, el Esla. Es tributario de un río que nace en una ribera, el Órbigo, fusión del Luna y el Omaña. Y por si fuera poco su nombre, Tuerto, no indica la falta de un ojo, si no torcido.

En sus más de 80 Kms. de "tortuoso" recorrido por la provincia de León, surca una de las encrucijadas con más historia, la que forman la Vía de la Plata y el Camino de Santiago. Su cuenca incluye la mítica Maragatería con los ríos Jerga y Turienzo o Valimbre, con su puente romano de la vía platense. Al igual que el Órbigo, tiene la mayoría de sus afluentes en la margen derecha.

Nace en el norte de los Montes de León, concretamente en los Barrios de Nistoso, barrios que vienen a ser los distintos arroyos que forman el Tuerto. Después de un corto y encajonada trayecto, llega al embalse de Villameca, que también recibe aguas mediante transvase, con túnel incluido, del arroyo Valdesamario. Pasada la presa: La Cepeda, comarca en la que estudió Menéndez Pidal el dialecto leonés. A la izquierda se divisan unas calvadas de tierra roja, que no es difícil sospechar que fueren minas de oro romanas. Aguas abajo desemboca el Porcos, con los aires mineros de Brañuelas, y le bochornosa presa sin agua de Villagatón.

Al final de esta larga y estrecha zona, el río se acerca a la ruta de los Peregrinos, a la cruz de Sto. Toribio desde donde se divisa la bellísima estampa de Astúrica Augusta (Astorga), con un nevado fondo del Teleno.

A partir de este punto y hasta su desembocadura, el Tuerto baña "La Vega", sinónimo de feminidad y fertilidad. Flanqueada a poniente por la Sequeda, recorrido de la Virgen de Castrotierra, y a naciente por "Los Torcas"; tierras sedimentarias y de encinares milenarios, y que a su término y como en una incomparable atalaya, se ven inmensamente unidas "La Vega" y la Ribera del Órbigo.

En el dulce mar de "La Vega" se divisa una isla, Santibáñez, pueblo que cabalga a lomos del bravo Tuerto invernal, y que mira en el estío sus mansas aguas jalonadas por enhiestas chopos y alisos, por torcidas salgueras y centenarias paleras; donde suenan el croar de la rana y los saltos bulliciosos del pez.

Cercano a su adiós, el río visita en Sta. Colomba su joya más preciada: el artesonado mudéjar de su iglesia. Después recibe les rojizas aguas del Duerna, hijo del nevado Teleno.

Une vez bordeada La Bañeza, el Tuerto entrega sus aguas al Órbigo, habiendo pasado por debajo de más de una veintena de puentes, de haber salvado otras tantas presas en su cauce, de irrigar extensos cultivos por canales, como el de S. Román y S. Justo, o el de los tres Concejos (zague del Campo).

Es sangre de nuestra sangre. Cuidémoslo.

Honorino J. Martínez Bernardo