CONTAMINACIÓN EN LA ZAGUE
Esta tarde del 3 de junio del 2002 ha estado girando una inspección en el término de La Zague, entre los molinos de Santibáñez y de Toralino, una dotación del SEPRONA (Servicio para la Protección de la Naturaleza). El motivo de esta investigación es la elevada y extraña contaminación que sufre este tramo del cauce general de riego y desagüe desde principios de marzo, fecha en la que el ayuntamiento de Riego de la Vega realizó las obras suficientes para que los vertidos industriales de su Polígono Industrial hicieran aparición justo por debajo del molino de Toralino.
Desde que se vienen realizando labores de sementera la mayor parte de los agricultores saben cómo este cauce se ha ido convirtiendo en una corriente pestilente a cuyas orillas es imposible detenerse sino es para lamentar el estado en que discurre un líquido entre negruzco y azulado que va arrasando cualquier atisbo de vida. Últimamente, a medida que ha decrecido la toma de agua del río Tuerto y se han tenido que intensificar las labores en las parcelas (siembras, riegos, entresaque...), la permanencia en el entorno que aludimos se ha hecho insoportable. Quien ha permanecido algunas horas trabajando cerca de esta peste sabe de dolores de garganta, vómitos o irrupciones cutáneas. Esto de manera inmediata y visible. El alcance de la contaminación en afecciones a más largo plazo está por determinar puesto que aún no están identificados los tipo de sustancias residuales.
Si esta tarde ha llegado hasta el lugar de los desechos una dotación del SEPRONA no ha sido porque los conductos reglamentarios democráticos haya funcionado. No. Ha tenido que ser la labor del más afectado o del más concienciado ciudadano el que forzase la situación ante la dejadez de organismos tales que Ayuntamiento de Santa María de la Isla (cuyo alcalde es la primera autoridad y el primer responsable sanitario del municipio), juntas vecinales o propietario del cauce (Confederación del Duero, Sindicato del Pantano de Villameca...).
Mañana se formulará denuncia por escrito de esta situación calamitosa para la salud humana y para la riqueza agrícola de los pagos irrigados por este caz. Es triste, casi desesperante, que esta denuncia tengamos que encabezarla ciudadanos de a pie mientras que alguna de las instituciones antes aludidas afirman que se sumarán a la misma. Repelente es la actitud de quien debiendo velar por el bien de los vecinos, asesora al alcalde que no meta al ayuntamiento en berenjenales. ¡Ruin manera de servir a la comunidad!
José Antonio Martínez Reñones