LOS ANTECEDENTES DE LA COOPERATIVA DEL CAMPO “SAN BLAS”

DE SANTIBÁÑEZ DE LA ISLA

 

 

             Ahora que vamos a celebrar el 75 aniversario de la Cooperativa del Campo, es una buena ocasión para adentrarnos en sus orígenes y tener una visión más completa de las vicisitudes por las que ha pasado la Cooperativa hasta llegar a la actualidad.

 

            Antes de entrar en los prolegómenos, conviene poner de manifiesto lo que puede parecer una obviedad; pero que tergiversaría cualquier dato y es que los hechos que se describan hay que interpretarlos en su contexto histórico y no desde la perspectiva actual. Vamos a tener que retroceder en el tiempo para comprender mejor a nuestros antepasados.

 

            Era el 9 de mayo de 1915 cuando “convocados por D. Cayetano Fernández Martínez y D. José Miguélez Brasa se reunieron los señores que se expresan a continuación con el fin de constituir el Sindicato Agrícola Católico y le sigue una larga lista de nombres de vecinos encabezada por D. Segundo Otero Osorio, párroco del pueblo. Constituido el Sindicato, se procedió a elegir la Junta Directiva conforme al reglamento presentado en el Gobierno Civil a efectos de la ley de asociaciones. Los miembros de la Junta toman posesión de sus cargos y todos los vecinos firman el acta “los que saben y a ruego los que no saben hacerlo” para su envío al Sr. Gobernador Civil.

 

            El 16 de mayo de 1915 el Sindicato celebra su primera sesión extraordinaria en la que el primer punto del orden del día es: “la Junta Directiva da las gracias a todos los asociados por el buen comportamiento en no trabajar el día de San Isidro, patrono de esta Sociedad, y creo que en adelante seguirá la regla de no trabajar en dicho día y sobre todo asistiendo a la santa misa”. En el segundo y último punto “se trató la cuestión de los géneros que hacen falta en la época en la que estamos, cual es la comidilla, vinos, y en la época de verano y otoño, superfosfato y otras clases de abonos”.

 

            En posteriores sesiones se incorporan nuevos socios y se eleva la cuota de entrada de dos pesetas a dos pesetas y cincuenta céntimos. A 16 de enero de 1916 la Junta Directiva hace balance y presenta cuentas habiendo comprado por valor de 6.618,45 pesetas y cobrado 6.702,35 pesetas. Las compras efectuadas son: abonos, vino y bagazo de linaza, básicamente.

 

            El 16 de mayo de 1916 se celebra sesión extraordinaria a las cuatro de la tarde y como primer y principal punto del orden del día se anota que “con motivo de ser hoy la fiesta de San Isidro, Patrono de la Sociedad, se ha asistido con entusiasmo a la santa misa, en la cual ha habido comunión de socios y demás personas piadosas. Acabada la misa ha habido exposición de su Divina Majestad a la cual se cantó el Te Deum Laudamus y demás estrofas del Pange lingua Gloriosi, se dio la bendición y se hizo la reserva del rosario para las tres…” “Después del rosario se repartió dos cántaras de vino a la Sociedad y demás personas que se reunieron y sobre todo a la juventud”.

 

            El Sindicato continúa su andadura haciendo compras en común y asistiendo en Astorga a las reuniones de la Federación Católica Agraria para la que se nombra un representante. Pero empiezan los desacuerdos y el 27 de enero de 1924, en sesión extraordinaria se firma el Acta de Disolución y sus 1090 pesetas de fondos se entregan a la Junta Vecinal para que los destine a obras benéficas.

 

            Parece que no todos los vecinos están de acuerdo con la disolución del Sindicato y el 24 de febrero de 1924 se reúnen 18 vecinos y acuerdan seguir perteneciendo al Sindicato Agrícola Católico revocando el acta de disolución “para dedicarse al fomento y defensa de los intereses agrícolas de sus socios y de la localidad”. El 8 de mayo ya son 22 socios y ponen los fondos del Sindicato al préstamo entre los socios, compran 3000 kilogramos de amoniaco y prohíben trabajar el día de San Isidro. El 24 de noviembre de 1924 en sesión extraordinaria eligen a dos vocales “para que en representación de las sociedades agrícolas y ganaderas de España, formen parte de la Junta Central de Colonización y repoblación interior reorganizada por el Real Decreto de 13 de septiembre último”. Por unanimidad se elige a un señor de Madrid y a otro de Palencia.

 

            El 24 de marzo de 1925 se solicita  a la Junta Vecinal 120 metros cuadrados de terreno para edificar un local para almacenes y reuniones. La Junta Vecinal aprueba la petición el 2 de abril de 1925, por valor de sesenta pesetas, para edificar frente a la torre en campo común. Los trabajos de edificación se irán aplazando en sucesivas reuniones.

 

            El 9 de enero de 1927 el Sindicato cuenta con 33 socios y en Junta General renueva sus cargos y presenta balance del año 1926 “habiéndose movilizado 21.219,03 pts. y se pagaron 16.736,45 pts. quedando a favor del Sindicato 4.482,58 pts.”. También se cambia el sello de la sociedad sustituyendo la palabra “CATÓLICO” por “AGRÍCOLA”. El balance se envía al “excelentísimo señor gobernador de la provincia” y el extracto a la Federación tal como marca “el reglamento del 15 de enero de 1905”.

 

            Se invita, “con motivo de formar la Confederación Hidrográfica de la Cuenca del Duero” en Valladolid los días 20 y 21 de marzo de 1927, a enviar un representante del Sindicato con su correspondiente bandera. La elección recae en D. Cayetano Fernández; pero no podrá llevar la bandera por no haber dado tiempo para confeccionarla. La bandera se bendecirá posteriormente celebrando San Isidro que, por caer en domingo, no se pudo celebrar con la misa correspondiente. Posteriormente, se acudirá a la romería de la Virgen del Castro con la bandera portada por el presidente por invitación de la Federación de Astorga. La bandera ha tenido un coste de ciento noventa y cinco pesetas. Se nombra “abanderado” para portarla al “socio Ángel Seco el que asistirá con dicha insignia a cuantos actos fueran necesarios representar” incluido, “con permiso del señor cura, asistir a la procesión sacramental el día de San Juan … en el lugar que el señor cura designe, acompañando a ésta, en ordenadas filas, todos los individuos de la sociedad”. (19 de junio de 1927).

 

            El 23 de octubre de 1927, en el acta para elegir a los Síndicos para la Asamblea de la Confederación Hidrográfica del Duero, se hace constar que el número de socios es de treinta y cuatro. El certificado del acta se envió al Señor Delegado Regio de la Confederación del Duero.

 

            Con fecha 31 de marzo de 1929, el Sindicato se compromete a contribuir a la construcción del pantano de Villameca, tras una reunión celebrada en Astorga, “en la forma que especifica el Real Decreto Ley de 7 de octubre de 1926, como adición a la Ley de Obras Públicas de 7 de Julio de 1911”.

 

            Transcurren los años y la monotonía se adueña del Sindicato que cumple su función comprando abonos y piensos con las mejores ofertas posibles sin que la vida política del país altere su ritmo. Hasta el 23 de septiembre de 1939. Ese día, la Junta Directiva convoca Junta General para el día 25. En el primer punto del orden del día se autoriza a “la Junta Directiva para que llegado el momento cambie el nombre de Sindicato por el de Cooperativa” y para que “en su día solicite la inscripción de la Entidad en el Registro especial de Cooperativas con sujeción a las disposiciones vigentes” y “si fuera preciso haga la adaptación del reglamento a las citadas disposiciones”. El acta se firma, por primera vez, con el lema “Año de la Victoria”. El lema acompañará la firma de todas las actas del año 1939. El sello permanecerá inmutable en el “SINDICATO AGRÍCOLA DE SANTIBÁÑEZ DE LA ISLA”.

 

            Y, finalmente, el gran salto en el vacío. El 14 de febrero de 1943 figuran 46 socios en el acta en la que se solicitan diez mil kilos de superfosfato. El 13 de agosto se pide sulfato de cobre para el trigo de siembra y el 3 de octubre de 1943 un pedido de pimentón. Y después… el silencio.

 

            Año 1969. Acta final. El 15 de junio de 1969 “se reúnen en sesión extraordinaria los socios del Sindicato Católico Agrario” y acuerdan “hacer cesión gratuita y espontánea de todos los bienes y derechos que este Sindicato Católico Agrario posee… a la Cooperativa del Campo “San Blas” de esta localidad por ser una entidad que habiendo sido creada posteriormente encuadra a la totalidad de socios de este Sindicato”. Los bienes que deja son el solar comprado a la Junta Vecinal para la construcción de un almacén frente a la torre, una trailla pequeña y la bandera que le representaba en los actos públicos. Y, finalmente, puesto que las actividades ahora son desempeñadas por la citada Cooperativa, el Sindicato se da por liquidado. Fin.

 

            Así, con ese gran salto en el tiempo, nos adentramos en una nueva época: la de la Cooperativa del Campo “San Blas” a la que habrá que buscarle su origen en otros archivos tras el solapamiento de competencias a lo largo de varios años con el antiguo Sindicato al que sustituyó.

 

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            1945. Retrocedamos en el tiempo y vayamos ahora al Boletín Oficial del Estado del 6 de febrero de 1945 en el que se publica la Orden del Ministerio de Trabajo del 24 de enero de 1945 por la que se aprueban los Estatutos de la Cooperativa del Campo “San Blas” y se dispone “su inscripción en el Registro Oficial de Cooperativas de conformidad con la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942 y el Reglamento para su aplicación de 11 de noviembre de 1943”. Otras muchas cooperativas ven aprobados sus estatutos en la citada orden ministerial. La de Santibáñez se había constituido el 14 de octubre de 1944.

 

            Aprobados los estatutos, el 10 de febrero de 1945 se firma el acta de constitución de la Junta Rectora de la Cooperativa del Campo “San Blas” que funcionará como Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Santibáñez de la Isla. La copia en forma de solicitud para su aprobación se dirige al Excmo. Sr. Ministro del Trabajo anteponiendo a las firmas el epígrafe “Dios guarde a V.E. muchos años” y “Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista”.

 

            El régimen político reinante se está reorganizando y la Cooperativa entra dentro de dicho entramado provocando continuos cambios normativos. Así lo constata un documento del año 1957 en el que, siendo ya secretario Recaredo López, se agradece su renuncia al cargo al integrarse la Cooperativa en la Hermandad de Santa María de la Isla y quedar suprimida la de Santibáñez, asumiendo aquella todos sus haberes y documentos entre los años 1949 a 1956. El sindicalismo vertical imponía sus normas. La solicitud de créditos agrícolas a través de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo tenía que ser certificada por el secretario del Ayuntamiento respectivo y con el visto bueno del alcalde, ninguneando la figura del secretario local de la cooperativa. Eso explicaría la renuncia citada anteriormente. Como curiosidad, propia de la época, el primer requisito que se exige en las solicitudes dice textualmente “En todas las mujeres hará constar si son solteras, o viudas a continuación de su nombre, y si fueran casadas al lado de la firma de la interesada firmará su esposo.

 

            A pesar del incidente descrito anteriormente, la Cooperativa recupera su rumbo y prosigue con su actividad que según el artículo 2º de su reglamento es “la venta y exportación en común de los productos agrícolas que producen los asociados; así como la adquisición de simientes, instrumentos, etc. que para llenar los fines de producción agrícola sean necesarios”. Destacando especialmente el “suministro de fertilizantes” que, por ejemplo, en la campaña de 1964 se distribuyeron 202,33 toneladas por valor de 620.000 pts. consiguiendo un valor de producción global estimado en 15.265.000 pts. Los cultivos  básicos son cereales, alubias, patatas y remolacha que inicialmente exportan por mediación de la Oficina Reguladora de Adquisición de Productos Agrícolas (ORAPA) debido a la situación intervencionista del Estado y, posteriormente, a través de la Unión Territorial de Cooperativas (UTECO). Para conseguir créditos se recurre al Banco Nacional de Crédito Agrícola, aunque la casi totalidad de agricultores son dueños de las tierras que cultivan y los gastos se limitan al proceso de producción. Son datos que constan en una amplia memoria de julio de 1965. Está claro que la situación en la actualidad, año 2019, ha cambiado bastante.

 

            El objetivo de este trabajo era abordar los antecedentes  de la Cooperativa, lo cual consideramos ya realizado. El desarrollo de la labor de la Cooperativa la consideramos objeto de otro trabajo aunque aquí hagamos unas breves pinceladas.

 

            Algunas de las vicisitudes de su existencia han sido más notorias y han marcado más su propia existencia. Brevemente podemos destacar la constitución y posterior fracaso de la sección de maquinaria para librar de grandes inversiones a los agricultores en maquinaria y aperos que sólo se utilizarían temporalmente. La construcción del nuevo almacén, la instalación de la gasolinera, etc. En todos esos procesos cabe destacar la constancia de la gente de Santibáñez que ha logrado que, pese a todas las vicisitudes y contratiempos, la Cooperativa siga viva cumpliendo sus objetivos. Muchas son las personas del pueblo que aparecen continuamente en los documentos aportando su colaboración. Otras confiando en los guías. Casi todos los agricultores del pueblo, asociados a la Cooperativa. Un acta de 1979 certifica que hay 102 socios. En 1967 eran 90 agricultores, “el 99,80% del total” de agricultores del pueblo. Por eso hoy, la Cooperativa, se nombra con orgullo entre los vecinos de Santibáñez.

 

            Dejamos para otros la pormenorización de la vida de la Cooperativa. Son muchas las personas que habrá que citar. Muchas de ellas todavía siguen entre nosotros y las otras en nuestros recuerdos. A todas ellas habrá que agradecer su cooperación. La Cooperativa sigue. Ése es el éxito de todos.  

 

 

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            Ver en esta misma página el “Discurso de inauguración de la gasolinera” por José Antonio Martínez Reñones.

 

            Y en el apartado “Documentos” de esta página web (en PDF):

                        - Recaredo López y la Cooperativa del Campo

                        - Alquiler del antiguo almacén al Obispado

 

 

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Nota1: Los datos en los que se apoya este documento se encuentran en el Libro de Actas del “Sindicato Agrícola Católico de Santibáñez de la Isla” y en papeles sueltos.

 

 

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Nota2: Para situar en su contexto sociopolítico los hechos que se describen aquí, sería conveniente repasar la siguiente bibliografía:

 

1) Propietarios muy pobres: sobre la subordinación política del pequeño campesino en España: (La Confederación Nacional Católico-Agraria 1917-1942)

https://eprints.ucm.es/46348/

 

2) EL MOVIMIENTO COOPERATIVO AGRARIO EN ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX Y PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

http://www.ub.edu/geocrit/b3w-868.htm

 

 

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Emiliano López Martínez

19 de julio de 2019