MAÑA... Y FUERZA. Los pendones
se llevan sujetos a la cintura
con unos correajes. / FOTOS: I.
PÉREZ
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Tras un largo viaje en tren de siete horas, más
de 600 leoneses armados con medio centenar de
pendones -grandes banderas de hasta 15 metros de
seda adamascada unidas a enormes 'varas' de
madera- y pendonetas -enseñas más pequeñas con
el nombre del pueblo al que representan-
llegaron ayer por primera vez a Bilbao para
celebrar con un espectacular desfile el 75º
aniversario del Hogar leonés de la capital
vizcaína. Con la región de Valderey a la cabeza,
los representantes de unos 40 pueblos de la
provincia salieron de la estación de La
Concordia pasadas las nueve de la mañana y
recorrieron la villa hasta llegar al museo
Guggenheim sobre las dos de la tarde al son de
la música tradicional leonesa de los
dulzaineros.
Después de que el grupo de bailes 'Abesedo'
cantara el himno de la Virgen del Camino,
patrona de la región, en la iglesia de San
Nicolás, decenas de imponentes pendones de todos
los colores que se agolpaban en las
inmediaciones eran admirados con nostalgia por
varios grupos de leoneses que residen desde hace
años en Bilbao. «Estamos ufanos. Llegué hace más
de 30 años y, aunque vivo aquí, sigo disfrutando
de lo que dejé allí», explicaba José Lobato,
natural de Castroañe. «Nos gusta aquello, pero
también esto» reconocía su amigo Manolo Carrera,
que nació en Jiménez de Jamuz.
De camino al puente del Ayuntamiento, los
vecinos de Toralino de la Vega y de Reliegos
tuvieron que desatar sus pendones de más de diez
metros de las cinturas de los jóvenes que los
portaban y plegarlas para poder así sortear los
semáforos y cables que les impedían avanzar. No
había otra solución: estas impresionantes
banderas y las varas que las sustentan pueden
alcanzar los 35 kilos.
Recibimiento «frío»
Tras recorrer la Gran Vía bilbaína a buen
paso, los grupos de danzas y música 'Abesedo',
'San Froilán' y 'Cuadros' ofrecieron varias
tandas de bailes regionales. «El recibimiento me
ha parecido un poco frío. Podrían haber puesto
algún diputado para que les recibieran», se
quejaba Isidro, un hombre natural de Guardo que
lleva viviendo en Alonsotegi desde 1952. «Mi
pueblo pertenece a Palencia sólo desde un punto
de vista administrativo, porque socialmente
siempre hemos tenido más relación con León»,
aseguraba sin poder apartar la mirada del
desfile.
Tras cosechar sonoros aplausos en la Plaza Moyúa
gracias a una nueva muestra del folcklore
leonés, los 600 participantes en la celebración
se reunieron en el parque de Doña Casilda con el
alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, donde todos
juntos asistieron a una exhibición de lucha
leonesa, que hizo contener el aliento a más de
uno.
Después llegaron los obsequios entre las
autoridades de las dos regiones: varios leones
de oro, diplomas y un gran gallo dorado de San
Isidro para Azkuna. «Es lo que me faltaba en
Bilbao, un gallo», bromeó el alcalde, quien
recalcó la existencia de unas «relaciones
extraordinarias» entre la capital vizcaína y las
tierras leonesas.
De nuevo en marcha, los pendones se alejaron
hacia el Museo Guggenheim, de donde partieron
hacia la Feria de Muestras para celebrar una
comida antes de regresar a su tierra.