Romances de "hilo de atar chorizos"
(Generoso Armando Miguélez)
Las composiciones poéticas de estructura romancística (ocho versos rimando los pares con rima asonante) son las estrofas más características de la tradición poética española y sobre todo son la forma de casi todos los versos de tipo popular llamados "cantares de ciego".
Estos poemas se transmitían por los ciegos, sobre todo en las plazas públicas en días de gran afluencia en villas o ciudades. Normalmente estos días eran los días de mercado. En las comarcas del occidente y Sur de León, cada villa tenía asignada por tradición un día de la semana para tener mercado de ganado para no coincidir dos mercados en un mismo día de la semana. En La Bañeza era el sábado, en Benavides el jueves, en Veguellina el viernes, el lunes en Benavente y Carrizo (distantes), los martes en Astorga, dejando el domingo para descansar.
Pues a estos lugares y en estos días acudían los ciegos con su lazarillo a cantar estos romances y coplas. Los recitaba o cantaba el ciego para las personas que no sabían leer y el lazarillo repartía entre la concurrencia el poema o romance para aquellos que sabían leer y por un módico precio podían leerlo y conservarlo para leérselo a la familia en las largas veladas de invierno.
Aquí tenemos una muestra de ellos en tiempos de la República. Van de 1934 a 1936.
Los hay de tema político ( “El Frente Popular”, “Triunfo”, “Los sucesos de Asturias”, “Los restos de los mártires”, ”Episodios dramáticos”, “La muerte política del jefe”, ”La confesión de Gil Robles”), recreativo-amorosos (“Ramona”), costumbrista-satíricos, truculentos (“El crimen de Barcelona”), etc.
Le llamamos de “hilo de atar chorizos” porque aparecieron en el cajón de una mesa tocinera enrollados y atados con hilo de atar las chorizas de las tripas del chorizo sabadiego, en una panera polvorienta.
Julio Caro Baroja llama a estos romances vulgares, literatura de cordel (1), que es como también se llaman por el mundo luso brasileño. Y se le llaman así porque aparecían (y aparecen) escritos en volantes sueltos que se ataban con un cordel en los quioscos de prensa en las calles de las ciudades portuguesas y brasileñas para solaz de los lectores gorrones y como señuelo para comprarlos por aquellos lectores más honrados o más pudientes.
(1) Julio Caro Baroja, Ensayo sobre la literatura de cordel, Madrid, Revista de Occidente, 1969.
Observación: después del documento original, se inserta una transcripción legible del mismo.