Cuando
el verano se va alejando poco a poco y los recuerdos se convierten en añoranza
de esos entrañables días pasados en compañía de familiares y amigos, es el
momento de recuperar cada uno de los instantes de ese tiempo que, además de
quedar en el recuerdo, hemos intentado "atrapar" para que siempre esté presente
y no sea pasto del olvido.
Aquí nos hemos limitado a hacer un registro en profundidad de sólo tres días de agosto. Esos tres días mágicos de la Fiesta de la Amistad en los que el pueblo entero se sumerge en un ambiente de fiesta total. Pero, visto desde la perspectiva del tiempo, esos tres días no son más que el cénit de una curva que asciende con rapidez y desciende lentamente y se prolonga hasta que las vacaciones se agotan. Y es que el pueblo en agosto no parece el mismo del resto del año. Mucha gente, alegría, fiesta, bullicio... que arranca de forma impetuosa con la Fiesta de la Amistad, desciende poco a poco a medida que el mes transcurre y llega a su fin cuando la gente vuelve a sus lugares de trabajo despidiendo con nostalgia su lugar de origen.
Esta fiesta ha logrado situarse en el eje en torno al cual giran las vacaciones de todo aquel que lleva en su ser el germen de Santibáñez. Por ello, hay que reconocer y agradecer la labor que realiza la A.D.C. RÍO TUERTO para mantener viva esta fiesta, sorteando las innumerables dificultades que seguro que encuentran cada año. Porque ya sabemos que no sólo es cuestión de dineros; sino también de disponibilidad para dedicar mucho tiempo a su organización. Sólo hay que echarle un vistazo al programa para darse cuenta de la complejidad de organizar unas fiestas en las que se busca que cada edad de los presentes tenga su hueco; y, los ausentes, un recuerdo, tal como se puede leer en el saludo.
El ambiente lúdico de la fiesta, con sus momentos estelares de las ya tradicionales carrozas y del apoteósico recibimiento de los pendones, tal vez haya hecho pasar inadvertida la parte más cultural que tenía lugar en el edificio de las escuelas. La exposición de cuadros y trabajos manuales que allí se exponía no desmerecía nada de lo que se puede contemplar en muchos museos de cualquier parte del mundo, a los que damos más valor porque pagamos una entrada. Que nuestras vecinas (que no vecinos) ocupen su tiempo libre a lo largo del año en desarrollar sus habilidades artísticas no sólo les enriquece a ellas personalmente; sino que también dignifican un tipo de cultura que siempre ha estado minusvalorada por su oposición a la cultura urbana de la gran ciudad. Nuestra felicitación a nuestras "artistas" por las muestras de sus habilidades y a su profesora, por hacerles partícipes de su ilusión por el arte.
En las extensas colecciones de fotos que se incluyen en este reportaje, se pueden observar gráficamente momentos concretos que justifican todo lo que hasta aquí hemos venido reseñando y otros que, sin mencionarlos, se describen solos por aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Tal vez, porque hay menos imágenes, haya que mencionar también el torneo de fútbol que caldea todavía más el tórrido verano de Santibáñez y lo convierte en centro del deporte veraniego de la comarca.
Si este comentario lo hubiera escrito alguno de los responsables de la organización de la fiesta, añadiría aquí una larga lista de agradecimientos a personas, empresas o instituciones que han contribuido a que la fiesta haya sido posible. En su nombre, lo hacemos nosotros. Pero desde la administración de la página web en la que se incluye este reportaje, tenemos que hacer un reconocimiento explícito a nuestros reporteros gráficos que se han "pateado" los diferentes lugares y momentos de la fiesta para que también este reportaje sea posible. A ellos: Enrique Fernández, Servando Pan, Serafín Pan, Gemma Miguélez y Lorena Rivas, nuestro más sincero agradecimiento por su trabajo profesional, desinteresado y lleno de ilusión.
De presentación, se ha colocado una selección de fotos a modo de resumen. Para profundizar, están los álbumes. La ventaja de utilizar tecnología propia nos permite ser pródigos en el espacio utilizado. Por ello, la criba se le deja al visitante. Deseamos que el conjunto sirva para su disfrute.
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