Texto: Honorino Joaquín Martínez Bernardo

Fotos: Augusto López Calvo

Paseando durante la verbena del viernes por la carretera entre tómbolas, puestos de comida, hinchables y demás atracciones por un lado y, al otro, la plaza con el enorme escenario y la multitud de gente, tuve la sensación de que me hallaba en cualquier capital de provincia en sus ferias y fiestas.

No me acuerdo del autor de la frase: "las civilizaciones mueren en las ciudades y nacen en los pueblos". No sabemos si Santibáñez de la Isla llegará algún día a ser ciudad. Decir nunca, podría ser una equivocación.

La mañana del sábado es tiempo de saludos, sobre todo a la entrada y salida de misa y en las terrazas de La Gotera.

A las cinco y media de la tarde el grupo de animación "La Jungla", compuesto por tres animosas jóvenes, se encargaron de maquillar a los niños que después irían montados en las cuatros decoradas carrozas. A la altura del campo de futbol apareció un fraile penitente con un extraño artefacto y colgantes cencerros que se unió a la comitiva.

Las mismas componentes del grupo "La Jungla" entretuvieron a los niños con bailes, canciones (p. e. piso el piojo en el pelo, en el ojo, en el sapo, en el palo, en el hoyo, en el fondo de la mar), cuentacuentos y globos que lo mismo podían convertirse en un perrito o en una flor.

A las ocho y media de la tarde es hora de recoger el pan con chorizo frito; excusa perfecta para charlar con los que durante tanto tiempo a lo largo del año no se han visto.

Después de la cena y la sobrecena, el grupo musical "Blanco y negro" hicieron las delicias de los que gustan bailar en pareja.

El domingo por la mañana, más encuentros y saludos en la terraza del bar.

Por la tarde, a las seis y media, un inédito y emocionante espectáculo: "agility"; para decirlo claro, es la hípica de los perros. Los canes tienen que saltar una serie de vallas, correr por tubos curvos, pasar por un balancín, un puente, un aro colgante, zigzaguear entre vallas verticales, etc., siempre indicados por brazo del guía humano y hacerlo en el menor tiempo posible y con el mínimo de fallos. La mayoría eran perros de raza carea, los que ayudan a los pastores a controlar el rebaño.

A las ocho el esperado concurso de tortillas. Llamó la atención una con el dibujo de una cara.

Después de la cena, el grupo de música tradicional "Filandón" intercaló preciosos romances con la explicación de la confección de un cesto de mimbre; actividad que era tradición en los filandones o veladas en tierras de viñedo.

La traca puso fin a unas fiestas en las que el buen tiempo acompañó, no hubo agobios con la cosecha de trigo pues estaba prácticamente finalizada, y en las que el ensordecedor ruido siguió siendo protagonista. El colmo es el enorme generador eléctrico que magnifica el ruido de la discoteca. Con el potencial normal de la red es más que suficiente.

Siempre defenderé a los jóvenes organizadores y a los que vienen a la fiesta. Son el futuro, son generosos, entusiastas e innovadores; pero también inconscientes e inexpertos. Les cuesta ponerse en el lugar de los demás. En su descarga, diré que faltan modelos de conducta en los que mirarse. Faltan autoridades morales que les atraigan y sobran autoridades viciadas.

Un cordial saludo.

Honorino Joaquín Martínez Bernardo

Ver: el programa de la fiesta y el prólogo del programa con la presentación de Nano Miguélez.

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